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Los hombres, en su presuntuosidad más absoluta desterraron a Dios y rindieron culto a la Ciencia.
Soslayaron la Santidad por la Farmafia.
Apartaron a los sacerdores por popes genocidas de bata blanca.
Desacralizaron la confesión por los medicamentos.
¿No les suena?. La nueva religión (con permiso de un buen amigo mío) es el Sanitarismo.
El cristianismo ha muerto, siendo cómplice de ello, también, este abyecto Papa globalista.
La ciencia se funda en hipótesis que han de ser probadas. Pues bien, gran parte de tales hipótesis no han sido probadas.
Sencillamente han sido asumidas como axiomas que de no ser ciertos, producen el efecto dominó.
Si niegas las magufadas es un anatema y te conviertes en un hereje.
En esas estamos.
Si no hay covid tampoco hay vacunas y si hay coronatimo hay timovacunas. Esa es la lógica.
Los covidianos, ya zombis, han devenido en una caricatura de sí mismos como covidiotas.
Ya no creen en Dios, sólo en la Ciencia, la de los magufos al servicio de la Farmafia.
Para ellos es una cuestión de posicionamiento (empecinamiento) pasando por la timovacuna e incluso por la muerte, al inmolarse, fanáticamente, por la causa.
En 2020, los abuelos caían como moscas por el coronatimo.
En 2021, caen igualmente como moscas por la timovacuna.
Aunque autorizadas voces de la medicina les digan que el 97% de las muertes atribuidas al covid en 2020 no son por covid seguirán erre que erre.
Saben que la terapia experimental que llaman timovacuna lleva mierda a mansalva pero no dudan en poner el brazo.
Sus vidas discurren entre lo patético y lo enternecedor.
Muy en el fondo de sus conciencias en medio de vidas vacías tienen un íntimo deseo: piden tierra.
Y valiéndose de ese íntimo deseo, el genocida sistema globalista que padecemos, cumple eficientemente como un verdugo.
En 2020 todo era covid.
En 2021 todo es «repentinitis» y «enfermedades inopinadas» que nada tienen que ver con la timovacuna.
A pesar de pasar por ese acto de sacrificio (literal) de la timovacunación asumen que tienen que seguir llevando bozal, que pueden contagiar y que los que no estamos ni estaremos vacunados (antes tendrán que matarnos) les podemos contagiar, e incluso aceptan el secuestro en sus casas, aún cuando el Constitucional ha decretado parcialmente inconstitucional sendos estados de ¿alama?.
No les vamos a torrar con información médica que les dice que lo que se meten es veneno para el cuerpo, puesto que escribimos para disidentes que ya saben lo hay, no para covidiotas con los que no merece la pena perder ni un minuto de nuestro tiempo.
Síganse vacunando y en vez de dos, pónganse las dosis que resistan porque de algo pueden estar seguros y es que de una de ésas van a caer.
Al final de todo este genocidio sólo quedaremos los disidentes (herejes y leprosos ideológicos, pero sanos) y la élite globalista, que antes de que llegue el famoso 2030 habrá liquidado a gran parte de la humanidad con su puta Agenda.
Pero no hay mal que por bien no venga y cuanto menos bulto, más claridad.